La mayoría de las cosas que nos ocurren y las situaciones en las que nos encontramos son consecuencia de nuestros hábitos.
Para mucha gente puede ser difícil reconocer esto, y no siempre tendrán la valentía de admitirlo, pero muchas de las cosas que nos ocurren en nuestra vida están estrechamente relacionadas con nuestras acciones.
No te engañes: si duermes mal, te sientes cansado y con falta de energía, o te buscas excusas para justificar tu deplorable dieta; si te sientes estresado y nunca tienes tiempo para hacer ejercicio…
No busques más excusas.:
La tercera ley de Newton, o principio de acción y reacción, establece que siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, este ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección pero en sentido opuesto sobre elprimero.
De modo que cada acción tiene una reacción igual, pero de sentido contrario. Obtienes de la vida lo que pones en ella. Si tomas decisiones contrarias a tu salud, lo más probable es que obtengas resultados poco saludables.
Afortunadamente, esta Ley no funciona únicamente con los hábitos poco saludables. Si cambias tus actitudes y decides adoptar hábitos saludables e ir abandonando los que atentan contra tu salud, tu vida en general sufrírá una maravillosa transformación.
Antes de hacer un cambio en tus hábitos necesitas saber cuál es tu estado actual, dónde te encuentras, en qué situación estás actualmente. Si no conoces tu punto de partida será mucho más complicado trazarte un plan de mejora.
Tienes que entender que muchos de nuestros hábitos son, en principio, inconscientes, o sea, funcionan en modo automático. Piensa en la manera que tienes de sentarte. Es probable que lo hagas de manera incorrecta, dañando tu espalda poco a poco. Tú sabes perfectamente qué posturas no debes adoptar, sin embargo es muy posible que cuando te sientes no te lo plantees y sigas cometiendo los mismos errores día tras día. Es sólo un ejemplo, pero también puede trasladarse a tu manera de elegir tus alimentos, o a cualquier otro aspecto de tu vida diaria.
Para cambiar un hábito, primero tienes que ser muy consciente de su existencia, antes de poder plantearte cambiarlo o eliminarlo con garantías de éxito. Para mucha gente esta es una de las etapas más difíciles, el hecho de mirar hacia su interior, analizar cuál es su situación actual y decidir qué hábitos les sirven para algo positivo y cuáles no les sirven de nada y, además, les perjudican.
Hay que tener una razón poderosa para cambiar un hábito.
Es realmente muy difícil modificar nuestros hábitos de salud si no encontramos un motivo realmente poderoso que haga que estos cambios duren en el tiempo. Si decidimos cambiar un comportamiento sólo porque alguna amiga o un famoso lo ha hecho, nuestra motivación será demasiado débil para que tengamos éxito. Has de encontrar tu propia razón o razones para que no abandones a la primera ocasión en la que las cosas se pongan difíciles.
Pongamos el caso de la comida basura. Si en un momento dado sentimos la tentación de dejarnos llevar y comernos «eso» que sabemos que nos hace tanto daño y nos perjudica tanto, podremos aferrarnos a nuestra gran razón particular para poder evitar ese impulso. Y lo mismo ocurre con el tema del ejercicio físico. Si nos dejamos llevar por la pereza y abandonamos nuestro plan de entrenamiento, nuestra razón poderosa nos hará levantarnos del sofá y ponernos en marcha.
Hemos de mirar hacia dentro de nosotros, para identificar nuestros valores individuales: qué cosas son las más importantes en nuestra vida.
Estas cosas importantes pueden ser diferentes para cada persona y lo normal es que varíen a lo largo del tiempo. Piensa por un momento qué era lo más importante para ti cuando estabas en el colegio, en el instituto, en la universidad, ahora que ya estás trabajando, etc. En cada etapa de tu vida las prioridades son diferentes. A lo largo del tiempo abandonas alguna prioridad e incorporas otras nuevas. Hay gente que antepone a su familia por encima de todo. Para otros su carrera profesional es lo más importante y centran sus esfuerzos en ganar más dinero cada vez y subir peldaños en su estatus social.
La cuestión es que tenemos que vincular los cambios que vamos a hacer a una mejora sustancial en alguna de las facetas de nuestra vida que son de verdad importantes para nosotros. Dejar de fumar para mejorar nuestra salud es un objetivo ambiguo y de caracter general, que puede que no nos motive tanto como si nos centramos en los beneficios específicos que el hecho de no fumar generaría en nuestra existencia.
Dedica un poco de tiempo a reflexionar sobre esto: qué es realmente lo más importante en mi vida. Luego piensa en lo que ganarías con tus cambios, al incorporar hábitos saludables. Si las razones que elijas son suficientemente poderosas los cambios se producirán. Y no necesitarás realizar un esfuerzo especialmente importante para conseguirlo. Simplemente tendrás buenos motivos para mejorar y, además, como los beneficios empezarás a verlos casi desde el principio te darás cuenta de que el método funciona y merece la pena.
Cuando hayas seleccionado tu razón o tus razones asegúrate de escribirla en un sitio donde puedas leerlo todos los días. Y si lo haces en más de un sitio, tanto mejor. Utilizar estas notas es un recurso que tiene un efecto muy poderoso sobre nuestra voluntad. Además de sencillo de implementar es económico. Puedes pegar estas notas recordatorias en el frigorífico, o en la pantalla de tu ordenador, en el espejo del cuarto de baño, en la mesita de noche de tu dormitorio…
Se trata de que mantengas un constante recordatorio cerca de ti. Pero ten en cuenta que sólo debes utilizar esta táctica con uno o dos hábitos máximo al mismo tiempo, ya que si te pones «demasiados deberes» perderás efectividad y la táctica no funcionará.
Es frecuente que cuando alguien decide cambiar algún hábito, sufra un ataque repentino e intenso que le haga querer cambiar un montón de cosas a la vez. De repente queremos adoptar todos los hábitos saludables al mismo tiempo: comer bien, eliminando la comida basura e incorporando frutas, verduras y legumbres a nuestra dieta, dejar de fumar, beber poco alcohol, hacer ejercicio, adoptar posturas correctas al sentarnos o al estar de pie, hacer yoga, meditación, todo a la vez.
Aunque la intención es buena, la realidad suele demostrar que acometer tantos cambios a la vez suele acabar en fracaso, ya que disminuye significativamente la tasa de efectividad. Así que es preferible acometer los cambios uno por uno. Debemos preguntarnos : ¿qué cambio de hábito tendrá un mayor impacto en mi vida?. Esta etapa en la que intentamos incorporar un nuevo hábito saludable o pretendemos erradicar un mal hábito es difícil. Puedes triunfar o fracasar, todo pende de un hilo frágil. Por eso es crucial seleccionar cuidadosamente nuestro primer objetivo.
Preferiblemente, deberíamos elegir un cambio que no sea demasiado difícil. Imaginemos que vamos a modificar nuestro desayuno, por uno más saludable. La mayoría de la gente encontrará este cambio relativamente sencillo, no resultará una tarea titánica que acabará desmoralizándonos a la primera de cambio.